miércoles, 6 de mayo de 2009

Un recurso utilizado cuando no sé qué subir (Parte IV)

Podría oler cualquier cosa: las flores, el vino, las sábanas, el aire puro… cualquier aroma. Pero tu perfume lo invade todo. Te has ido, pero has dejado gran parte de ti en la habitación. Es una sensación casi asfixiante, el olerte y no verte, como un fantasma que me rodea con una embriagadora esencia. Asfixiante, sí, pero dulce y agradable a la vez, como una paradoja personal. Me ahogo sin oponerme. No puedo respirar, pero no quisiera rodearme de otro olor que no sea el tuyo. Si la muerte tiene esta fragancia, que me lleve con ella sin pensarlo dos veces. 

0 comentarios:

Publicar un comentario