domingo, 12 de abril de 2009

Indeterminación

No saber qué éramos fue nuestra mejor arma. Bendita Indeterminación. Veíamos a los demás, cómo se preocupaban por organizar sus propias vidas y nos reíamos. Éramos felices sin ser nada. Éramos felices sin nada más. No saber qué éramos fue nuestra (mía, más bien) perdición.
Somos humanos, al fin y al cabo, y necesitamos ser algo. Maldita Indeterminación. La indiferencia al tiempo se convirtió en vistas al final, en el miedo por que todo acabara. Las risas dieron lugar a la necesidad de saber y de dar pasos hacia delante. Eras feliz sin que fuéramos nada, pero yo no. Yo necesitaba algo más. No saber qué éramos fue el principio del fin. No saber qué éramos nos condenó.

1 comentarios:

Álvaro dijo...

mmm... todo el mundo necesita un poquito de orden, porque siempre se cae en el tópico de que lo mejor es la falta de definición, porque definir es ponerle límites a algo. pero sin límites se llega al exceso y a la confusión, que a todos nos pasa de vez en cuando. muy bonito este también.

Publicar un comentario